Decir adiós nunca es fácil, asà que empiezo con una historia menos triste: conocà a Koyote por internet, cuando él llegó a mi blog y luego me agregó a Hi5 (¡el cuaternario Hi5!). Casi todos los dÃas nos mandábamos mensajes, hasta que un dÃa concertamos una cita para subir a fumar y escuchar música a mi azotea.
El dÃa pactado lo esperé en la panaderÃa “La Espiga”, junto al metro Chilpancingo. Le llamé para preguntar a qué hora llegarÃa y fue como conocà su voz. De inmediato le lancé un piropo que él aceptó con descaro, porque todo lo hacÃa con descaro. Y con su risa que tanto extrañamos.
Más tarde, en la azotea, hablamos de todo. De todo y de su programa, el famoso “Surf, Sex and Roll”. Era los jueves y era como una cita: ahà estaba mi amigo nuevo y otro más que él me regaló: el buen René Venturoso, tan Venturoso él.
Pienso en todo ello con nostalgia hoy, porque Koyote no está y todos somos distintos. Cuando él faltó pensamos de inmediato en el programa, en que habÃa que salvarlo porque se quedaba a la mitad. Me ofrecà a ayudar.
Asà fue que, en septiembre de 2009, inicié una etapa sabrosa de compañÃa y chacota. “Surf, Sex and Roll” era un espacio para estar con los amigos, para hablarles y reÃr, y para hacer amigos nuevos: la gente que nos escuchaba desde otros lugares, lejanos de la Militar Marte pero cercanos de nuestro asincopado corazón.
Llegué a comprender por qué mi amigo amaba tanto su emisión. Llegué a amarla de la misma manera.
Hoy me voy de ella, no porque no la ame, sino porque ya no es mÃa. Ya no soy parte de eso, pero siento una gran alegrÃa de haberlo sido, aunque fuera bajo tristes circunstancias.
Agradezco a toda la gente que estuvo, que escuchó, que nos agregó al mensajero o nos comunicó que estaba con nosotros a través del feisbuc, el tuiter y a través de este mismo blog. Agradezco a quienes preguntaron por mà en las emisiones en las que no estuve, a los que nos pidieron saludos, canciones, a los que se rieron de mis tonterÃas y a los que seguro se mantendrán como fieles radioescuchas. Queda con ustedes, en el estudio A, el señor René Venturoso. Espero visitar de vez en cuando y escribirles aquà de vez en siempre.
Adiós y buenavibra. ¡Salgan a caminar!, segurito que en el camino nos miroleamos y nos abrazamos, como dirÃa el Osito Bimbo, “con el cariño de siempre”.
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