De la poesÃa se espera lo sublime; de la tragedia, la Ãntima conmoción; de la novela, apenas lo posible; pero dentro de lo que entenderÃamos por cómico cabe casi cualquier cosa. Las situaciones y personajes que nos mueven a la risa lo logran, precisamente, por ser los más humanos de la literatura (o del cine o de la tele, si es que el lector es moderno y gusta más de las imágenes que de las letras).
Esto viene a cuento porque la semana pasada leà el Diario Ãntimo de un Guacarróquer, de Armando Vega-Gil. Lo habÃa visto en la librerÃa en la que paso las dos horas que tengo ahorcadas en mi jornada diaria, y no me habÃa decidido a comprarlo por no sé qué extraño pudor o desconfianza. Sin embargo, seguÃa rondándolo sin poder hojearlo, pues el ejemplar estaba bien envuelto en su respectivo plastiquito de libro nuevo. La curiosidad me venció y lo adquirÃ, lo cual envió a la lista de espera a varias de mis lecturas presentes (entre ellas la historia del pop que escribió Nick Cohn, cuyo tÃtulo no consigo reproducir, y Terapia, de Lodge, con el que llevo casi un año sin ir más allá de la mitad).
La novela de Vega-Gil me ganó desde la primera lÃnea -y no de coca, aclaro, pues las primeras lÃneas aparecen después de la página ciento y pico-. Lo primero que me llamó la atención fue que habÃa un manejo lúdico del lenguaje coloquial (vulgar para algunos, quizá), que le da su personalidad al libro. Por otra parte, la primera anécdota es totalmente fársica y me hizo soltar varias risas indiscretas que llamarnon la atención de la gente que tomaba sus capuchinos light en el cafecito que hay en la librerÃa.
El planteamieto es original: un crÃtico de rock en busca de inspiración se encuentra con Armambo Güeva-Vil, ex-integrante de la Maquinita de Pachuca, un grupo de rock precursor del género en lengua mexicana -pues decir española serÃa una imprecisión-. El curioso personaje se encuentra en la más evidente decadencia fÃsica y moral, y accede a relatar sus memorias como guacarróquer a cambio de alcohol de Ãnfima calidad.
A partir de este momento comienza una doble observación: por una parte, el crÃtico ve desde fuera al decadente rockstar, y éste se observa en el pasado con un humor, pero también con cierta amargura. Tanto el crÃtico como el protagonista hacen burla de las aventuras y desventuras de los llamados “Maquinitosâ€, cuyas anécdotas nos mueven a risa en la mayorÃa de las ocasiones. Sin embargo, en paralelo se presentan, con lujo de mordacidad, todas las debilidades, vicios y contradicciones involucradas en el nacimiento de un grupo musical en un contexto determinado. Armambo se confiesa ignorante como músico, ambicioso, prepotente y hasta impotente; de paso, nos muestra con la misma crudeza los tropiezos de su banda, los manejos cuasimafiosos de la industria del espectáculo en México y las carencias de un público que tolera lo que no debe y ataca lo que no entiende. AsÃ, lo que al principio fue gracioso de pronto adquiere la solemnidad que sólo puede tener lo risible; el autor no deja tÃtere con cabeza, pero empieza consigo mismo: a la mitad del libro Güeva-Vil (â€el Armiadosâ€), interpela a quien lo entrevista, en lo que yo considero una recurso inteligente (además de un sacón de onda mayor): al finalizar su relato, le dice directamente “¿Cómo ves, Vega-Gil?†El autor se desdobla en el músico fracasado y en el crÃtico intolerante, y desde ambas perspectivas muestra un panorama deprimente -aunque cómico, insisto, como lo puede ser siempre la desgracia ajena-. El tono fársico, lejos de restarle profundidad a los temas, los remarca, y no le resta nada a nuestra indignación ante el maltrato de los policÃas a los jóvenes de baja extracción que van a un toquÃn, ante la manipulación polÃtica de los eventos culturales, ante los malos manejos de los mercenarios del rock o ante la simulación que supone ser una estrella más del canal de las estrellas. Además, el personaje habla también de sus crisis como individuo, del dÃa que participó en un threesome con una top model y se dio cuenta de que “la belleza es una puta mentira, que la mentira es una belleza puta, que las putas son unas mentirosas bellasâ€.
Entonces, ¿qué es lo que representa este libro? ¿Es realidad o ficción? ¿Cómo es que no podemos evitar vernos reflejados, en un momento determinado, en algún personaje del relato? Novela o crónica, autobiografÃa o autocrÃtica, el Diario Ãntimo de un Guacarroquer es, sin duda, un libro que atesorarán los fanáticos de la extinta revista Mosca, pero no sólo es eso. Es, además, un retrato de la realidad del paÃs durante los últimos treinta años, desde otra perspectiva: la del rocanrol. Que sea un retrato al que se le pintaron bigotes es lo de menos: no deja de ser una representación muy fiel. Tanto que hace reÃr. Tanto que no hace reÃr.
¿se quien mas se colgaran con la ausencia de sus amigos despues de desmadrar el ssrr que sigue ?
Pues ya veremos de quién o de qué o qué más hacemos, pero estos espacios no se van a perder. Ojalá a todo el mundo le pudiera gustar lo que hacemos, pero eso es imposible. Te agradecemos que, a pesar del descontento que siempre manifiestas, sigas siendo fiel lector y radioescucha.