Era domingo, creo, y después de meses de crisis de identidad por no identificarme con la que, supuestamente, es la novela que define a mi generación, llegó a mi timeline una frase que me acompañaba: “no odio a Bolaño, sino a los fans de Bolaño”. Era de una entrevista a Daniel Espartaco Sánchez, escritor chihuahuense, con quien, según leÃ, comparto otro par de afinidades: la lectura de autores rusos y estadounidenses. Decidà de inmediato leerlo.
Durante la siguiente semana me dediqué a conseguir sus libros. Los dos primeros, Gasolina y Bisontes, son relativamente fáciles de encontrar: se encuentran a la venta en la página de su editorial, Nitro Press. Autos Usados, en cambio, comienza a agotarse, asà que tuve que preguntar por él en al menos cuatro librerÃas distintas en las que, eso sÃ, los dependientes estaban familiarizados con él (excepto en una, coyoacanense, donde me dijeron que sólo lo encontrarÃa en librerÃas de viejo).
Al fin conseguà los tres. Los leà en menos de una semana.
Gasolina es un relato breve y sencillo sobre el ambiente de las becas literarias en México, reducido al absurdo, con bien afilada ironÃa. El conjunto de personajes, irrisorio, a veces insoportable, da buena cuenta de los vicios de las mafias culturales, pegándoles justo en donde les duele: en la solemnidad con la que ellos mismos se toman. Las jóvenes promesas de la literatura están más interesadas en conseguir cocaÃna y bailar reguetón que en completar las obras que el Estado financia. Se trata de un libro ameno, aunque por momentos parece ser sólo un chiste local.
Bisontes, en cambio, gana profundidad. Está presente el humor también, y el absurdo, pero conforme avanza la historia las observaciones se vuelven agudas, y las imágenes más potentes y conmovedoras. El escritor Miguel Habedero recibe (¿o enfrenta?) un homenaje por su obra literaria, gracias al cual cuestiona su pasado, su escritura y, sobre todo, su identidad actual, con la sensación de estar de vuelta del sueño.
Autos usados, novela, es contundente: con la misma fluidez y la misma inteligencia, Daniel Espartaco Sánchez nos relata la transición de ElÃas entre la niñez y la madurez, y la transformación de México y del mundo que, como el protagonista, son testigos de la destrucción de todo ideal. No se obtuvo la felicidad con aquel auto usado, ni llegó el Apocalipsis, ni se unieron los proletarios del mundo. Todo se resume a la conmoción quieta que produce ver en la televisión a un hombre caer desde un edificio atacado por los terroristas.
Las tres historias suceden en México y presentan referentes que nos resultan familiares (algunos incluso despiertan nuestra nostalgia). Sin embargo, en sus textos están también otros referentes sutiles, y grandes temas universales: los conflictos generacionales representados casi siempre en las relaciones de padre e hijos, la observación del sueño desde el desencanto y la incertidumbre ante el futuro, entre otros. Al escribir este texto recordé la entrevista que me llevó a conocer al autor y pensé que en su estilo convergen la eficiencia y concisión de los autores norteamericanos con la profundidad y la emotividad de los autores rusos (la fusión de los rusos y los gringos, quién lo dirÃa). No se trata de una voz narrativa impostada, sino natural, accesible y honesta. Para mà fue un descubrimiento leer ciertos acontecimientos desde una sensibilidad masculina -que me ha producido curiosidad desde niña- y me pareció muy atinada la luz tenue y misteriosa con la que se representa a los personajes femeninos, presentes pero ambiguos, fantasmales. Complejos, en el mejor de los sentidos (en lo cual este joven narrador supera a Bolaño que, como se sabe, nunca comprendió a las mujeres).
Bisontes y Gasolina están a la venta en la página de Nitro Press. Autos Usados está disponible en las principales librerÃas digitales, como Itunes, Google Play, Me gusta leer y Gandhi.
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