Hay quien dice que inventó la poesÃa del siglo XX, puede sonar aventurado , mas no se aleja de la realidad, Ezra Pound, estadounidense, traductor , poeta, crÃtico, editor, fascista y “mentalmente incapacitadoâ€, el que comÃa tulipanes rojos en cenas snobs, el que se enjauló un mes, el que vivió doce años en el manicomio por orden de su gobierno, el obrero del milagro, el que tardó cincuenta años en terminar la que serÃa su obra maestra: Cantares.
Mentor literario de T.S. Elliot y James Joyce, impulsor del joven Hemingway , hombre sabio, genio incontrolable, viajero empedernido, bÃgamo enamorado. Hombre desconocido en la Feria Internacional del Libro del a Ciudad de México, recorrà todos los stands, cada uno, hable con los encargados de varias editoriales quienes me contaron de la ya conocida mala situación editorial, lo que me pareció aterrador es que no tuvieran la mÃnima idea de la existencia del personaje del que les hablaba, recuerdo que el hombre que me atendió en el apartado del Fondo de Cultura Económica, se rió de mà y me dijo: ¿no habrás anotado mal el nombre? Me acerqué a escribirlo en su computadora para comprobar que en realidad no tenÃan un solo ejemplar del autor. De hecho debo decir con tristeza que no he encontrado una sola persona en el mundo que lo conozca, me maravillo y propago su talento y su ingenio, y espero de verdad haber entrado en la cabecita de alguien y que trate de buscar su obra. Aunque el propósito inicial de este texto era anecdotizar aquella tarde en que un editor llegó a buscarle al manicomio para publicarle, Ezra lo recibe y acuerdan que entregarÃa periódicamente sus textos, algún tiempo después el editor lo busca para platicar con él acerca de la publicación, Ezra no lo recibe, años después cuando le preguntan el motivo para rehusarse a tal visita , contestó que el editor era el que se encargaba de la edición, él en esa ocasión era el escritor y escribir era todo lo que deseaba hacer, y cuando Ezra era editor, no molestaba a los escritores. Su talento, su independencia moral, su libre albedrÃo, su nulo interés por las posesiones materiales, su importancia literaria deberÃan impedirnos olvidar que existió el creador del imaginismo.
EL ENCUENTRO
Mientras ellos hablaban todo el tiempo de la nueva moral
ella me exploraba con sus ojos.
y cuando me levanté para marcharme
sus dedos fueron como el tejido
de una servilleta japonesa de papel.
Ezra Pound
Obrero invitado: Fatima
Confieso ser de los que no han leÃdo a Ezra Pound. pero de ser cierto lo que cuenta Fátima en su bello texto, va a ser cuestión de empezar a leerlo. Un inconveniente para ello podrÃa ser su calificativo de “fascista”. Claro, por esa misma razón, habrÃa que abstenerse también de leer a un Vargas Llosa o a Marinetti, o a Ortega y Gasset o a Manuel Machado, pongamos por caso. No es que estos escritores fueran o sean fascistas (el caso de V.Llosa, liberal, pero no fascista) -salvo, tal vez, Marinetti- pero sà con ideas conservadoras o liberales. A Vargas Llosa, ideas polÃticas suyas a parte, le considero uno de los grandes novelistas en lengua española; Ortega y Gasset, por mucho que uno discrepe de él, fue un filósofo de enorme trascendencia, que creó escuela de pensamiento, y es importante conocer, también para refutarlo; Manuel Machado, hermano del gran Antonio, fue casi un desconocido pero excelente poeta, de un cultismo y formalismo poético de enorme altura. Desconozco, como digo, a Ezra Pond, pero algo de lo que dice Fà tima no me cuadra: ¿cómo se puede ser un fascista y a la vez moralmente independiente, gozar de libre albedrÃo, o carecer de interés por las posesiones materiales? Las tres cualidades hablan bien de la persona, y desde luego, nada tienen que ver con el fascismo. De su talento y de su valor literario me fÃo completamente de lo que Fátima afirma, y para gozarlo, habrá que leerlo. Gracias, Fátima, por tu recomendación.