A últimos tiempos, hemos visto desfilar por la pantalla grande, una serie de pelÃculas cuya temática es la “revisión” de cuentos clásicos  (La Chica de la Capa Roja, Blancanieves y el Cazador, etcétera), con una trama más “madura”, realmente dirigidos a un público adolescente y de jóvenes adultos.
Y aquà permÃtaseme una acotación: los mal llamados “cuentos infantiles”, fueron, en su origen, historias del folk-lore europeo, narrados para un público adulto, con temáticas pensadas para despertar el morbo como : la violación de la Bella Durmiente, la horrible mutilación de los pies de las hermanas de Cenicienta, el lento streaptease de Caperucita para el lobo…
Efectivamente, historias que provocan un desasosiego y sobre lo que inquieta al hombre: rapto, violación, incesto, lenocinio, pedofilia y bestialismo, poco después “adaptadas” a un publico más tierno y edulcoradas por Disney.
El cuento es por todos conocido, pero no está de más recordarlo:
Los hermanitos Hansel y Gretel viven en una cabaña en medio del bosque, hijos de un pobre leñador. Su malvada madrastra, convence al padre de abandonarlos en medio del bosque, como era uso y costumbre en la antigüedad, para no verlos morir de hambre o perecer bajo las  garras de las fieras.
De alguna manera, Hansel se las ingenia para encontrar el camino, pero una ocasión en que el rastro que dejó se vuelve ilegible, o la noche muy cerrada, vagan por el bosque hasta dar con una casa de pan y azúcar, donde vive una bruja canÃbal que engorda a Hansel para devorarlo y usa a Gretel como sirvienta personal, hasta que la niña se las ingenia para meter a la bruja al horno y salvar a su hermano…
Tal historia sirve de preámbulo para desarrollar lo que serÃa su carrera posterior en un universo steampunk y fantasioso, donde ellos se vuelven célebres cazadores de brujas. En una de tantas aventuras son llamados a un pueblo donde desaparecen los niños y están a punto de ejecutar a una hermosa joven, que después tendrá un papel decisivo.
Se dan cuenta que los infantes perdidos corresponden a una sucesión, faltando un niño de determinadas caracterÃsticas para la realización de un aquelarre muy próximo. Por supuesto, los héroes deberán rescatar a los niños, y desenmascarar a las brujas, en una búsqueda que los llevará a lugares conocidos y los ayudará a descifrar sus propios orÃgenes.
En  escena vemos a una Gemma Arterton como una Gretel creÃble, es decir, una heroÃna estereotÃpica; decidida, calculadora y sensible a su intención, a diferencia de Jeremy Renner, quien a ratitos cree que sigue en su papel de Hawkeye. Famke Jannsen (X -Men) es una propuesta interesante para la bruja que enfrentarán, y agrada ver a Peter Stormare como parte del elenco.
Entretenida, sin más pretensiones que cualquier propuesta de cine de revista, predecible por momentos, parece devolverle por momentos parte del folk-lore del que hablábamos, y porqué no, un final alternativo y que al fin, cumple su propósito si buscan un cine de acción, cablazos, peleas de coreografÃas elaboradas, descabezamientos, y menos si buscan un pretexto para deleitarse ellas y ellos con Gemma  y Jeremy.
Un detalle  steampunk, que me agradó, es ver cosas cotidianas, adaptadas a la época medieval: publicaciones periódicas y registros al alcance de todos, las inyecciones de insulina, los cartones de “Se busca niño” en las botellas de leche, el rifle y reloj de Hansel, y por supuesto,  la doble ballesta de Gretel).
Otra vuelta de tuerca” de una historia por todos conocida.
RSLG: Solomon Kane, las mencionadas anteriormente.
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