La jugada permitirÃa  a EEUU reclamar una zona marÃtima rica en hidrocarburos
Dice Wikipedia, que la isla Bermeja es una ‘isla fantasma‘. Y con toda razón.
Está señalada en diversos mapas y documentos históricos que la localizan a más de 100 kilómetros al nor-oeste de la penÃnsula de Yucatán, bajo dependencia de México.
Exactamente se la ubicó a 22 grados, 33 minutos latitud norte y 91 grados, 22 minutos longitud oeste.
Pero ya no existe y ahà estriba el misterio, porque su desaparición hizo que una zona marina rica en petróleo pasara de México a Estados Unidos.
Esa es la clave del enigma. En teorÃa, se trata -o se trataba- de un peñasco sin importancia aparente. Pero el valor asociado a la isla Bermeja es incalculable. No por lo que contiene, sino por lo que determina.
La importancia de la isla radica en que establece los lindes marÃtimos entre Estados Unidos y México en los denominados “hoyos de dona” del Golfo de México. Y ahà hay petróleo a raudales, cuyo aprovechamiento depende del punto exacto en que se fijen los lÃmites territoriales entre los dos paÃses.
De ser asÃ, durante la administración de Zedillo, el gobierno mexicano no tuvo empachos en entregar el cuarto yacimiento de petróleo y gas más importante del mundo a la voracidad de la Unión Americana”
DOS ZONAS
Ese parte del mar Caribe tiene dos zonas: una frente a Tamaulipas y Texas -PolÃgono Occidental- y otra frente a Yucatán, Nuevo Orleáns y Cuba -PolÃgono Oriental-.
Su potencial estimado es de 22 mil 500 millones de barriles de crudo, y al quedar entre los mares territoriales de dos o más paÃses su aprovechamiento depende de los lÃmites que se fijen.
Ubicar la isla Bermeja permitirÃa ’empujar’ la frontera de México más al norte y conquistar una mayor parte de la zona rica en crudo. Que no aparezca la isla, sólo beneficia a EEUU.
PACTOS SECRETOS
Como cuenta Nydia Egremi en la revista mexicana ‘Contrapunto’, en 1997, durante las negociaciones bilaterales sobre esos lindes, trascendió que compañÃas estadounidenses perforaron pozos petroleros cercanos a la frontera con México; entonces se precipitaron las denuncias y estudios, asà como la búsqueda de la Bemeja.
En esos dÃas “el único senador que en ese momento formulaba denuncias y que se quedó en la más absoluta soledad, incluso sufriendo sabotaje de sus colegas y que fue objeto de burlas, visto como un loco extravagante, fue el panista José Angel Conchello“, evoca el profesor Fabio Barbosa Cano, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional.
Como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Conchello advertÃa de los trabajos de perforación en el Golfo por la empresa Reading and Bates Corp., lo que confirmaba su sospecha de negociaciones ocultas con respecto al petróleo en su artÃculo ¿Entregar el petróleo? de la revista Tuxpan (1 de diciembre de 1997).
 “Todo parece indicar que el gobierno mexicano cedió ya el usufructo de la enorme riqueza petrolera de esa área a las trasnacionales estadounidenses… e incluso un convenio secreto para entregar el cuarto yacimiento de petróleo y gas más importante del mundo a la voracidad de la Unión Americana”.
Pese a tal imputación, al aprobarse en noviembre de 2000 el Tratado sobre la delimitación de la plataforma continental en la región occidental del Golfo de México, mas allá de las 200 millas náuticas, “el senador habÃa muerto (4 de agosto de 1998) en un extraño accidente nunca aclarado, y su investigación petrolera habÃa desaparecido”, subraya el investigador Fabio Barbosa.
SE INICIAN LAS PEQUISAS
En tanto, ya se indagaba sobre la isla mexicana que delimitarÃa nuestra frontera septentrional. Asà lo revela un documento de la SecretarÃa de Marina del 23 de septiembre de 1997, firmado por el contralmirante Néstor E. Yee Amador, director general de OceanografÃa Naval, dirigido al subsecretario de esa institución sobre el reconocimiento efectuado por el buque oceanográfico H-04 “Onjuku”.
La inspección, realizada el 5 de septiembre a las 7:00 horas por el buque en la situación geográfica latitud 22º 33′ N; longitud 091º22’W fue:
“No habiéndose encontrado el supuesto islote Bermeja, por lo que efectuó en el área un patrón de búsqueda de 322.5 millas náuticas cuadradas con un barrido hidroacústico, con resultados negativos”.
El informe describe en el último párrafo de la fracción III: “no habiendo comprobado las de mayor profundidad por limitaciones de ecosonda que rebasan su capacidad de detección”, y anexa mapeo del barrido hidroacústico.
Este reconocimiento indica para Fabio Barbosa que el equipo técnico del barco explorador no era suficiente, y aunque debió hacerse otra inspección con mejor tecnologÃa, no hubo interés por localizar la isla de referencia. “¿Qué no hay recursos?”, dijeron.
Ante ese resultado, el 14 de noviembre de ese año, Miguel Angel González Félix, consultor jurÃdico de la SecretarÃa de Relaciones Exteriores, remitió el informe de Marina a Carlos M. Jarque, entonces presidente del Instituto Nacional de EstadÃstica, GeografÃa e Informática (INEGI).
Le solicitaba información “para saber si al norte de Cayo Arenas, Arrecife Alacrán y las islas de Cabo Catoche, existÃan otros accidentes topográficos”. Una vez más, la respuesta fue escueta: no hubo resultado.
La isla no existÃa más. Al menos en la documentación oficial de fines del siglo XX que se encuentra en las comisiones de Relaciones Extreriores y de EnergÃa del Senado de la República.
Barbosa Cano, autor de libros como El petróleo en los Hoyos de Dona y otras áreas desconocidas del Golfo de México, y análisis como Permanencia de cacicazgos petroleros en procesos de modernización, decidió realizar una investigación independiente desde la academia.
 “Este asunto de una isla desaparecida se presta a un tema de novela o a un tratamiento escandaloso, por lo que debemos ser rigurosos para no perder credibilidad”.
Rastreó mapas históricos y encontró que ya en 1570 Abraham Ortelius la situó en su carta titulada en latÃn, America Nova Mundo Nova descriptio. Igual otro de Antonio de Herrera titulado Description del districto del audiencia de Nueva España. Antonio GarcÃa Cubas en su Carta general de la República Mexicana y en los años 30 del siglo XX de la SecretarÃa de Comercio exhiben a la isla.
Todos los mapas están accesibles en la Biblioteca del Instituto de GeografÃa de la UNAM. Aún más. El 26 de julio de 1946, la SecretarÃa de Educación Pública editó el libro de Manuel Muñoz Lumbier “Islas Mexicanas”, de la colección Biblioteca Enciclopedia: ahà la Bermeja está en el catálogo y en su página 110 la ubica en el 22º 33′ latitud norte y en el 91º 22`del oeste.
La Sociedad Mexicana de GeografÃa y EstadÃstica por su parte, posee en su Salón principal el Imperial Sheet Atlas que también exhibe a la Bermeja.
En México, el catálogo de las islas lo elabora la SecretarÃa de Gobernación, y la SecretarÃa de Marina es la encargada de vigilar el territorio marÃtimo y costero.
Sorprendente resulta conocer que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos también localizó a la isla Bermeja y la consigna en su Atlas, en donde aporta fotografÃas para alimentar el sitio web de la empresa Traveljournals.net.
LOS MEXICANOS EN LAS NUBES
Para Barbosa Cano lo sorprendente es “la irresponsabilidad, incluso la frivolidad del Senado de la República, de la totalidad de sus miembros”, por no poner énfasis en esta cuestión.
“Hay un consenso de la clase polÃtica para no hacer bulla, es un asunto de seguridad nacional, es un asunto estratégico”.
Denuncia el también asesor de Petróleos Mexicanos y del Senado de la República que los participantes en las negociaciones bilaterales “ocultaron sus identidades al pueblo de México y no quisieron dar la cara”.
¿Quiénes fueron?
-Algunos de los senadores miembros de las comisiones de EnergÃa y de Relaciones Exteriores. No sólo se ocultan sino que se destruye la información de tal manera que no quede rastro, que no quede ningún vestigio. Estos documentos (la búsqueda de Marina) son oficiales, se destruye información, que no haya archivos sobre esto, puede pasar meses en las oficinas y sólo sale con una irritación espantosa.
¿Por qué se ocultan los responsables? ¿Por qué se destruye la información?
-Porque en los paÃses dependientes, subdesarrollados, las élites dominantes subordinadas tienen que ocultar constantemente la negociación que tienen con las metrópolis en las que sufren terribles humillaciones.
Ejemplifica el académico el escaso interés del legislativo a informar de la negociación con una nota de prensa que al anunciarse el acuerdo bilateral dio más relevancia a la aprobación de los “autos chocolate que a la negociación; ahà se observa el desdén del Senado por este tema”.
“El petróleo sólo les interesa a los miembros de la clase polÃtica como una fuente de ingresos y no les interesa perfeccionar los instrumentos para detectarlo, conocerlo, defenderlo. Lo único que quieren es venderlo cuanto antes, incluso sacrificando porciones del territorio nacional”.
Por eso Zedillo no batallo para encontrar chamba en E.U.A ya estaba negociado
También no se pudo extraditar por acusación de delitos de Lesa Humanidad
por eso estamos como estamos y va de nuevo por mas que esto el pri para sigan confiando.