Imaginemos ahora que la siguiente anécdota ocurre en alguna tradicional cantina del Centro Histórico de la ciudad de México, a la cual le han habilitado un área para niños, asà como en los Vip’s, pues recordemos que imaginamos cómo serÃan las cantinas con libre acceso a hombres, mujeres, niños, y animales. Afuera es de noche, y dos amigas- Yolanda y JaquelÃn – están sentadas en una mesa, la Yoli con una Paloma, la JaquelÃn con una Coronita, y ambas picando los chicharrones y cacahuates que hay en un platito central. El aspecto de las dos revela la fatiga propia de terminar un dÃa de trabajo en la oficina, y sortear peripecias para atender al chamaco, o los chamacos.
La Yoli se desahoga:
-Y asà están las cosas, manita… ya no sé ni para dónde hacerme…
-Ay Yoli… y el Beto ¿todavÃa no tiene chamba entonces?
-¿El Austreberto? Nooommmbre, que va a chambear ése cabrón… a mà se me hace, mana, que el cabrón de plano ya ni le busca… está bien raro, mana, la otra vez que me lo encuentro en la casa viendo el fut, y la casa con un tiradero, mana… y que le digo al cabrón: órale cabrón, ya ¡pónte a chingarle! Qué se me hace, le digo, que te estás haciendo pendejo, le digo… ¿y qué crees que me dice? que se sale todo el dÃa a buscar chamba, me dice… ¿tu crees mana?
-Oye, ¿y por qué no lo mandas con don Chuy? Me dijo que tiene un taxi desocupado de su flotilla, manita… ¿y si le dices al Beto?
-Nooo, mana… ¿no te conté que una vez lo secuestraron cuando andaba de ruletero? No manita, se le metieron unos chavos bien banda, y que le ponen una navaja, y ¡órale cabrón, sÃguele manejando! Y se lo trajieron paseando por allá por Tecámac…
-Ay mana… no me habÃas platicado…
-No pues por eso ya no quiere ruletear… ya le ofreció mi mamá también que le ayude en la papelerÃa… y ¿creerás que el güevón le digo que no?… ¡Órale pinche perro!
-Ora… no te pongas asà con mi Yóstin…
-¿Es tu perro? ¡Pues que no me esté chingando! Ya me andaba lengüeteando la rodilla el pinche perro…
-Tú dale chicharrones y ya queda tranquilo… orita vengo maita, voy al baño… por ahà le echo un ojo a los chamacos ¿me pides otra ampolletita?
-SÃ, ándale mana… ¡mÃralo al pinche Yóstin qué bien se come los chicharrones, el cabrón! Le pusistes asà por el Yóstins BÃber verdá…
-A güevo mana… orita vengo ¡Jia, jia!
Mientras la amiga va al baño, se acerca el mesero a la mesa con gesto preocupado.
-Si mire, señorita, ora sà que la voy a molestar con lo que viene siendo el perrito…
-Ora, ¿por qué?
-Por lo que vienen siendo las polÃticas del establecimiento, señorita, que por el bienestar de todos los clientes, pues ora sà que está prohibido darles chicharrón a los perros…
-Pus no los mates… ¡JIAAA, JIA, JIA! ¡No les des chicharrón! ¡JIAAA, JIA, JIA!
-Sà le voy a pedir de la manera más atenta, que no alimente al perro, si me lo permite, ora sà que es por lo que viene siendo pues… pues la higiene y salubridá.
-Pero pus mira, pobrecito Yóstin, si está bien famélico… nomás otra y ya ¿no, manito?
-No pus, ora sà que no es cosa mÃa, señorita, como le decÃa, vienen siendo las polÃticas…
-Si, ya, ya te entendÃ… ¡Ni modo Yóstins, te quedas sin tragar, cabrón! Oye, ¿sà te molesto con otra Corona y otra paloma? Nomás que a la paloma no le pongas tanto licor, porfas manito…
El mesero atribulado se retira, y el Yóstins sigue esperando más chicharrón, que la Yoli ya no le da, cuando regresa su amiga algo apurada.
-Mana… manita… ¡AhÃ’stá el Betooo!
-Ora mana, ¿pus cuál Beto?
-¿Cómo cuál? ¡Pus el Austreberto! Allá anda en una mesa con sus amigotes jugando al dominó…
-¡Ahora sà ya se le armó al cabrón!
La Yolanda agarra su bolsa, se para,y se dirige furibunda al otro extremo de la cantina, en donde efectivamente, encuentra al Beto celebrando una victoria con Capicúa…
-¡ASà TE QUERÃA AGARRAR CABRÓN!
Todos voltean perplejos a ver a la mujer que, enfurecida, se acercaba al Beto quien se iba haciendo chiquito en su silla. El mesero le entrega su cerveza a la JaquelÃn, y conserva la paloma mientras se integra al cÃrculo que se está formando en torno a la Yoli y al Beto.
-¡ORA Sà GRANDÃSIMO GÜEVÓN! ¡¿DESDE QUÉ HORAS ANDAS ACA?! – espeta Yoli mientras le arrebata la libreta del juego a uno de los jugadores y empieza a revisar en contenido…
-¡Iiiiijooole pinche Beto! ¡Llevas como seis… SIETE JUEGOS, CABRÓN! ¡¿NO QUE ANDABAS BUSCANDO CHAMBA?!
En el cÃrculo ya también están los niños que dejaron los juegos cuando escucharon los gritos, y buscan llorosos a sus madres, el Yóstin y otros perros que ahà estaban comienzan a ladrar…
-¡PERO AHORA SÃ, CABRÓN, YA SE TE ACABO TU PINCHE BECA ¡ ¡GrandÃsimo hijo de la chingada! ¡ÃMONOS! ¡AGARRA TUS CHINGADERAS Y VÃMONOS PARA LA CASA!! ¡PERO COMOO VAAAAS CABRÓN!
Todos contemplan como el Beto, aunque se quiere justificar, no tiene oportunidad de decir ni una palabra, por lo que agarra su cachucha y su chamarra del Atlas, les susurra a sus cuates “nomás acuérdate que fue zapatoâ€, y dócil se encamina a la puerta mientras recibe los bolsazos que le da la Yolanda en la espalda…
-¡Órale cabrón! ¡A la casa! ¡Ahorita verás!
Yoli busca a su amiga, que está en la bola agarrando a dos niños y una niña que lloran asustados y le pide:
-Oye manita, ¿ahà te encargo lo de mi paloma? Y aguántame al Axel un ratito, ¿no manita? Nomás me pongo parejo al Beto y paso a tu casa por m’ijo y a pagarte…
-Sà mana, por el Axel y los chupes ni te apures…
-Gracias mana, y tú cabrón – le habla ahora a su hijo Axel – te portas bien, y no le des lata a tu tÃa JaquelÃn porque también te chingo…
Todo queda en silencio cuando la pareja se marcha, la Jaquelin busca al mesero, él le da la cuenta que ya tenÃa preparada, y la deja para reunirse, en la barra, con don José, que triste contempla su cantina.
-¡Qué razón tenÃa mi cuate el Papi!
-¿Quién, don José?
-Un cuate que tenÃa, que trabajaba en el Bar Antonio’s… desde que hicieron las reformas, ya nada es lo mismo…
-¿Y sigue su amigo en ése bar?
-No, después de veinticinco años de ser el capitán de meseros de ahÃ, se retiró y le perdà el rastro… ¿qué hace ése perro?
-¡Ya se hizo el Yóstin! orita yo limpio la pipÃ, don Pepe, no se pase a mortificar…
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