Muchas historias empiezan con una diosa (o semidiosa) violada, en este caso, Medusa.
Todos conocemos, aunque sea de oÃdas, el mito de Medusa, la bellÃsima vestal, es decir, sacerdotisa que consagraba su virginidad a las diversas diosas del hogar y de la fertilidad, siendo requisito indispensable ser de noble familia y de caracterÃsticas muy agraciadas, y que fue violada en el mismo templo donde servÃa, (en este caso, de Atenea) por Poseidón.
IndignadÃsima, Atenea se propuso a darle a la vÃctima, un castigo ejemplar (?) por mancillar su templo, ya que no podÃa castigar a Poseidón, y claro, como nada es peor que convertir el hermoso cabello en serpientes, y su mirada tan terrible que literalmente, petrificaba. Fue a vivir con las otras dos gorgonas (una trÃada) Esteno y EurÃale, embarazada de su agresor.
Conocemos de sobra el final: el héroe Perseo, guiado por Atenea, y armado con su escudo espejeado, degolla a la única mortal de las gorgonas, pero sin duda la más célebre.
Con el tiempo, la historia de la desventurada joven se ha convertido en pasto favorito de  eruditos, Freud, si mucho me apuran, y artistas como Benvenuto Cellini, Caravaggio Rubens, DalÃ, etcétera
De niño recuerdo que me encantaba leer de mitologÃa griega… en cada relectura siempre encuentro un poco mas matis que en la anterior
Triste historia la de Medusa.